Como paso previo para ver con más detalle las distintas teorías
cuánticas de campos, conviene detenernos en una idea central de la física:
la simetría.
A lo largo de los siglos, las simetrías han pasado de ser intuiciones
estéticas a constituir principios fundamentales que guían la forma y el
comportamiento de las leyes físicas. En este capítulo veremos las simetrías más relevantes en física:
las clásicas, las discretas y las gauge, y cómo se relacionan con la violación
y la ruptura espontánea de la simetría.
El concepto de simetría.
En física, una simetría es una transformación que deja invariantes las propiedades esenciales de un sistema.
El papel central de la simetría en la física se consolidó gracias al teorema de Emmy Noether, establecido por esta matemática en 1916. Este teorema se enuncia diciendo que a toda simetría le corresponde una ley de conservación.
Emmy Noether.
Las simetrías clásicas.
Son las más intuitivas
y visibles:
Traslación: Invariancia ante
desplazamientos → conservación del momento lineal.
Rotación: Invariancia ante giros
→ conservación del momento angular.
Traslación temporal: Invariancia ante
cambios en el tiempo → conservación de la energía.
Estas
simetrías constituyen el andamiaje invisible de la física clásica, y explican la regularidad y estabilidad de los fenómenos naturales.
Las simetrías discretas.
Son transformaciones
que no dependen de un parámetro continuo, como el giro o el desplazamiento,
sino que implican un “salto” concreto. Las más relevantes son las siguientes:
Paridad (P): Intercambia izquierda y
derecha, como si miráramos el mundo a través de un espejo.
Carga (C): Convierte una partícula
en su antipartícula.
Tiempo (T): Invierte el sentido del
tiempo, como si el universo reprodujera la película de su historia hacia atrás.
Durante mucho tiempo se creyó que todas las leyes físicas respetaban
estas simetrías, pero diversos experimentos del siglo XX demostraron que no
siempre es así.
Las simetrías gauge.
Las simetrías clásicas
y discretas suelen ser más intuitivas, pues actúan mediante transformaciones
geométricas o conceptualmente accesibles. En cambio, las simetrías gauge son transformaciones más abstractas, que operan
sobre las propiedades internas de las entidades físicas y se formulan como invariancias locales que dejan intactas las
leyes físicas.
Ya en el
siglo XIX, con la unificación de la electricidad y el magnetismo por Maxwell,
se descubrió que los potenciales electromagnéticos no son únicos: pueden
transformarse mediante una transformación
gauge U(1) sin modificar los campos eléctrico y magnético observables. Es
decir, la formulación del electromagnetismo en términos del potencial es invariante bajo una transformación gauge.
Esta invariancia convive con la conservación
de la carga eléctrica, si bien en el electromagnetismo clásico dicha
conservación se deduce automáticamente de las ecuaciones de Maxwell.
En la
física moderna, las interacciones del modelo estándar se entienden precisamente
como el resultado de imponer simetrías
gauge dentro del marco de las teorías cuánticas de campos:
Electrodinámica cuántica (QED). La simetría gauge U(1) expresa la invariancia de la fase
de la función de onda de una partícula cargada. Esta simetría, al igual que
ocurre en el electromagnetismo clásico, está vinculada a la conservación de la carga eléctrica y da
lugar, de manera natural, a la existencia del fotón como su partícula mediadora. Es importante aclarar que,
mientras en el electromagnetismo de Maxwell la conservación de la carga
eléctrica proviene de sus ecuaciones, en QED
surge como consecuencia directa de una simetría
gauge U(1).
Teoría electrodébil. La simetría gauge SU(2)
× U(1) establece la estructura matemática que unifica la interacción electromagnética y la
fuerza débil dentro de un único marco teórico, y predice la
existencia de los bosones W–, W+ y Z0, junto al fotón.
Cromodinámica cuántica
(QCD).
La simetría gauge SU(3) garantiza la invariancia frente a
transformaciones que intercambian los distintos “colores” de los quarks. Esta
simetría está asociada a la conservación de la carga de color y da lugar
a los gluones, las partículas mediadoras responsables de mantener unidos
a los quarks dentro de protones, neutrones y otras partículas compuestas.
Las simetrías gauge U(1), SU(2) y SU(3) constituyen la base del modelo estándar y permiten describir de manera unificada y consistente las interacciones electromagnética, débil y fuerte.
La violación de la
simetría.
A veces, una simetría
que parecía universal deja de cumplirse en ciertos procesos. En ese caso
hablamos de violación de la simetría.
Un
ejemplo histórico es la violación de la simetría de paridad (P)
descubierta en 1956. Los experimentos de Chien-Shiung Wu mostraron que la interacción débil
distingue entre izquierda y derecha. Antes de ello, se creía que la naturaleza
era simétrica bajo reflexión. El hallazgo fue tan sorprendente que cambió la
forma de entender las leyes fundamentales.
La violación de una simetría no significa
que la teoría sea incoherente, sino que las leyes no son exactamente las mismas
bajo esa transformación. En algunos casos, la violación puede ser parcial o
aparecer sólo en determinadas interacciones.
La ruptura espontánea
de la simetría.
Es otra forma, más
sutil, en que una simetría puede “romperse”: espontáneamente. En este
caso, las leyes siguen siendo
simétricas, pero el estado del sistema
no lo es.
Un
ejemplo sencillo es un lápiz perfectamente equilibrado sobre su punta: las
leyes físicas no privilegian ninguna dirección, pero en cuanto el lápiz cae, el
sistema elige una dirección concreta y la simetría original se “rompe”
espontáneamente. Nada en las ecuaciones cambió; fue el propio sistema el que
“parece decidir” romper la simetría al buscar un estado estable.
En física
de partículas, el mecanismo de Higgs ejemplifica la ruptura
espontánea de la simetría gauge: el campo de Higgs adquiere un valor distinto de cero en todo el
espacio, lo que oculta
parcialmente la simetría subyacente. Como consecuencia,
los bosones W–, W+
y Z0 adquieren masa, mientras el fotón
permanece sin masa.
Otras simetrías.
Además de las clásicas,
discretas y gauge, existen otras simetrías más avanzadas o especializadas en
física que no describiremos aquí, pues exceden el alcance de este texto.
Conclusión.
Las simetrías son el lenguaje oculto de la naturaleza. Desde Newton
hasta el modelo estándar, han guiado a los físicos como una brújula silenciosa.
Comprender cuándo se mantienen, se violan o se rompen espontáneamente ha sido clave para construir el modelo estándar de la física de
partículas.

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