20 El mecanismo de Higgs

En el modelo estándar de la física de partículas, la masa no surge como una propiedad fundamental preexistente – como sí lo son la carga eléctrica (positiva, negativa o nula) o el espín – sino como consecuencia de la interacción de muchas partículas con un campo cuántico presente en todo el espacio: el campo de Higgs. Aunque una vez adquirida la masa esta se considera una propiedad intrínseca de cada partícula, su origen está ligado a la relación que mantienen con dicho campo.

 

El mecanismo de Higgs.

En 1964, Peter Higgs, junto con François Englert y Robert Brout, y de forma independiente otros grupos (Guralnik, Hagen y Kibble), mostraron que un campo escalar con una energía potencial en forma de “sombrero mexicano” podía romper espontáneamente la simetría de una teoría gauge.

Esta ruptura resolvía una dificultad teórica esencial: permitía que ciertas partículas mediadoras – que más tarde se identificarían como los bosones W y Z – adquirieran masa sin destruir la consistencia matemática de la teoría gauge.

Además, este análisis predecía que el campo tendría una mínima excitación observable: el bosón de Higgs.

La consolidación de esta propuesta llegó en 1967, cuando Steven Weinberg y Abdus Salam incorporaron este mecanismo en un marco teórico completo: la teoría electrodébil, que unifica la interacción electromagnética y la interacción débil, como hemos visto en un capítulo anterior. Mostraron cómo la ruptura espontánea del campo de Higgs otorgaba masa a los bosones W y Z, mientras que el fotón permanecía sin masa. Este paso convirtió la idea propuesta en 1964 en un mecanismo físico plenamente integrado en el modelo estándar.

 

El campo de Higgs.

El campo de Higgs puede imaginarse como un campo invisible que permea todo el universo. Interactúa con partículas como los quarks, los leptones cargados y los bosones W y Z. El grado de interacción, o acoplamiento, determina la masa que adquiere cada una: una interacción fuerte produce masas altas – como ocurre con los bosones W y Z –, mientras que una interacción débil genera masas pequeñas. Otras partículas, como el fotón o el gluon, no interactúan con este campo y permanecen sin masa.

Esta idea suele ilustrarse mediante analogías como la de una partícula que experimenta “resistencia” al moverse por un medio. Aunque no es una descripción literal – no hay fricción ni movimiento real a través del campo –, la metáfora ayuda a transmitir que la interacción con el campo modifica la dinámica de cada partícula y se manifiesta como masa.

 

El potencial del Higgs.

El comportamiento del campo de Higgs está determinado por su energía potencial (o simplemente potencial), que puede imaginarse como un “paisaje energético” que asigna un valor de energía a cada posible configuración del campo. Este paisaje permite identificar cuáles de esas configuraciones son estables y cuáles no.

El potencial del campo de Higgs tiene la forma característica de un sombrero mexicano: una cima en el centro rodeada por un valle circular. El punto central – el estado completamente simétrico – corresponde a un máximo inestable del potencial, parecido a intentar equilibrar una pelota en lo alto de una colina. Debido a esta inestabilidad, el campo no permanece en el centro: en cuanto es posible, “cae” espontáneamente hacia algún punto del valle que rodea la cima, donde la energía es mínima.


La elección de uno de esos puntos del valle rompe la simetría inicial del sistema, un fenómeno conocido como ruptura espontánea de la simetría, concepto que ya vimos en el capítulo Las simetrías en la física. Antes de la ruptura, todas las direcciones del valle eran equivalentes; después, la elección de un punto concreto selecciona una dirección preferente y modifica el comportamiento de los campos gauge asociados, dando masa a algunos de ellos mientras otros permanecen sin masa.

En los primeros instantes del Big Bang, el universo era tan caliente que el campo de Higgs se mantenía en el estado simétrico del centro, sostenido allí por las altas energías térmicas. En esa fase, el campo aún no había adquirido su valor en el vacío y, por tanto, las partículas fundamentales no poseían masa y podían desplazarse a la velocidad de la luz.

A medida que el universo se expandió y su temperatura descendió por debajo de un valor crítico, el potencial del Higgs cambió de forma efectiva y el campo cayó hacia uno de los puntos del valle, su estado de mínima energía. Este proceso desencadenó la ruptura espontánea de la simetría: el potencial seguía siendo simétrico, pero el estado elegido por el campo ya no lo era. Como consecuencia, muchas partículas adquirieron masa y comenzaron a comportarse como las partículas masivas que hoy conocemos.

 

Cómo da masa el mecanismo de Higgs.

Cuando el universo se enfrió tras el Big Bang y se produjo la ruptura espontánea de la simetría, el campo de Higgs adquirió en todo el espacio un valor constante – el valor de expectación del vacío o VEV – cuyo valor es aproximadamente 246 GeV.

Una vez fijado este valor, el campo de Higgs puede interactuar con las partículas fundamentales. Pero surge una pregunta natural: si todas las partículas “viven” en el mismo campo de Higgs, ¿por qué no adquieren la misma masa?

La clave está en que el campo de Higgs no interactúa con todas las partículas con la misma intensidad. Cada una posee un parámetro de interacción específico, llamado acoplamiento de Yukawa, que determina cuán fuertemente se acopla esa partícula al campo de Higgs.

En el capítulo anterior, dedicado a la cromodinámica cuántica, vimos que Hideki Yukawa, en 1935, propuso una interacción entre fermiones y un campo escalar para explicar la fuerza nuclear fuerte. En los años 60, cuando se formuló el mecanismo de Higgs, los físicos observaron que la interacción entre las partículas y el campo de Higgs tenía la misma estructura matemática que aquella interacción propuesta por Yukawa. Por ello recibe ese nombre.

Cada partícula que interactúa con el campo de Higgs posee un acoplamiento de Yukawa propio, un número característico que no viene determinado por ningún principio más profundo del modelo estándar (hasta donde sabemos): es un parámetro que se introduce en la teoría y que debe medirse experimentalmente.

Las masas observadas resultan de aplicar la siguiente ecuación:

𝒎𝒇 = 𝒚𝒇 𝒗 / √ 𝟐

𝒎𝒇 = Masa del fermión.

𝒎𝒇 = Acoplamiento de Yukawa de ese fermión.

𝒎𝒇 = VEV del Higgs (246 GeV).

Los acoplamientos de Yukawa conocidos muestran una enorme jerarquía. Algunos ejemplos significativos:

electrón: acoplamiento ≈ 3 x 106.

quark top: acoplamiento ≈ 1 (el mayor de todos).

neutrinos: acoplamientos extremadamente pequeños (<10¹¹).

El amplio rango de acoplamiento – desde casi 1 hasta valores increíblemente pequeños – es el responsable de que las partículas tengan masas tan distintas entre sí.

 

El bosón de Higgs.

El bosón de Higgs es la excitación cuántica más elemental del campo de Higgs, del mismo modo que el fotón es la excitación del campo electromagnético. Es extremadamente inestable: vive en torno a 10-22 segundos antes de desintegrarse en otras partículas. Su producción es además muy poco frecuente, lo que hace su observación experimental especialmente difícil.

En 2012, los experimentos ATLAS y CMS en el Gran Colisionador de Hadrones del CERN anunciaron la detección de una nueva partícula con una masa y unas propiedades compatibles con las predichas para el bosón de Higgs. Este hallazgo confirmó la existencia del campo de Higgs y validó el mecanismo mediante el cual las partículas fundamentales adquieren masa.

François Englert y Peter Higgs, el 4 de julio de 2012 en el CERN (© CERN-HI-1207136-101).

Permitid la recomendación de la lectura de un texto hecho expresamente para el 10º Aniversario (2022) por Alicia Calderón Tazón (IFCA):

¡Un nuevo bosón en la familia!




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