En 1926, Erwin
Schrödinger publicó los fundamentos de la mecánica
ondulatoria, nombre con el que se refirió a su formulación de la mecánica
cuántica basada en ondas. En ese trabajo presentó su célebre ecuación de onda, fundamental para
describir cómo evolucionan los sistemas cuánticos en el tiempo.
El origen de la ecuación.
La ecuación de Schrödinger no surge de un principio físico fundamental
ni de un procedimiento sistemático que conduzca a ella paso a paso. Como ocurre
con frecuencia en la mecánica cuántica, su formulación fue probablemente
resultado de una combinación de intuición física, experimentación matemática y
analogías con teorías previas.
Una de
sus principales fuentes de inspiración fue la hipótesis de Louis de Broglie,
que proponía que las partículas materiales también presentan propiedades
ondulatorias. Schrödinger relacionó esta idea con principios físicos bien
establecidos, en particular con los siguientes:
La ecuación de onda del campo eléctrico:
A partir de las
ecuaciones de Maxwell, formuladas en 1865, se deduce la ecuación de onda que
describe la propagación del campo eléctrico en el vacío. Bajo condiciones
ideales –es decir, en ausencia de cargas y corrientes libres– el campo
eléctrico (𝑬) satisface la siguiente ecuación diferencial:
𝜵𝟮
𝑬 = ( 1 / 𝒄𝟮
) x ( ( 𝝏𝟮
𝑬 )
/ ( 𝝏 𝒕𝟮 ) )
𝜵𝟮 = Símbolo nabla al cuadrado. Es un
operador diferencial (operador laplaciano). En coordenadas cartesianas se
expresa como sigue:
𝜵𝟮 = ( 𝝏𝟮
/ 𝝏
𝒙 𝟮 ) + ( 𝝏𝟮 / 𝝏
𝒚 𝟮 ) + ( 𝝏𝟮
/ 𝝏
𝒛 𝟮 )
𝑬 = Campo eléctrico.
𝒄 = Velocidad de la luz en el vacío.
( 𝝏𝟮
𝑬 )
/ ( 𝝏 𝒕𝟮 ) = Derivada parcial de segundo orden del campo eléctrico
respecto al tiempo.
Una ecuación análoga
describe la propagación del campo magnético (𝑩) en el vacío.
La ecuación de Hamilton para partículas con masa:
En 1833, William Rowan
Hamilton introdujo lo que hoy conocemos como la formulación hamiltoniana
de la mecánica, una reformulación profunda de la mecánica clásica que
transformó las leyes del movimiento de Newton. Las ecuaciones de Hamilton describen la evolución de los sistemas físicos en términos de coordenadas generalizada (𝒒) y momentos conjugados (𝒑). Estas ecuaciones son
las siguientes:
𝒒
= ( 𝝏 𝑯 ) / ( 𝝏
𝒑 ) ; 𝒑
= ( 𝝏 𝑯 ) / ( 𝝏
𝒒 )
En su formulación,
Hamilton introdujo la función
hamiltoniana (𝑯), que representa, en muchos casos, la energía
total del sistema (energía cinética más energía potencial). Para un sistema no
relativista de una partícula, esta función se expresa como sigue:
𝑯
= ( 𝒑𝟮
/ 𝟮
𝒎 ) + 𝑽
𝑯
= Función hamiltoniana.
𝒑
= Momento lineal (masa x velocidad) = 𝒎 . v
𝒎
= Masa
de la partícula.
𝑽
= Energía potencial.
La ecuación de onda de Schrödinger.
A partir de la
combinación de ambas ecuaciones y basándose en la relación de Broglie entre la
longitud de onda y el momento lineal de una partícula, Schrödinger formuló su ecuación de onda, en la que introdujo
la función de onda.
𝒊 ℏ ( 𝝏 𝝍 ) / ( 𝝏 𝒕 ) = [ ( - ℏ𝟮 / 𝟮 𝒎 ) 𝜵𝟮 + 𝑽 ] 𝝍
𝝍 (letra griega “psi”) = Función de onda del sistema cuántico.
𝒊 = Unidad imaginaria o unidad de número
imaginario ( - 1)1/2.
ℏ = Constante de Planck reducida o constante de Dirac,
siendo igual a la constante de Planck ( 𝒉 ) dividida por 𝟮
𝝅 ( ℏ = 𝒉/ 𝟮 𝝅).
( 𝝏 ) / ( 𝝏
𝒕 ) = Derivada parcial
respecto al tiempo ( 𝒕 ). Explica el ritmo al que
cambia la función de onda.
𝒎 = Masa
de la partícula.
𝜵𝟮 = Operador laplaciano. Representa cómo varía el
sistema en el espacio.
𝑽 = Energía potencial.
Posteriormente,
Schrödinger demostró que esta ecuación puede reescribirse usando unos operadores matemáticos que representan
magnitudes físicas observables y que actúan sobre la función de onda. Uno de
ellos es el operador Hamiltoniano ( Ĥ ),
que representa la energía total del sistema:
Ĥ = ( - ℏ𝟮 / 𝟮
𝒎 ) 𝜵𝟮 + 𝑽
Sustituyendo
el operador Hamiltoniano en la
ecuación original, obtenemos la forma general de la ecuación de Schrödinger dependiente del tiempo:
𝒊
ℏ ( 𝝏 𝝍 ) / ( 𝝏
𝒕 ) = Ĥ 𝝍
Ĥ = Operador Hamiltoniano. Es la parte de la
ecuación que cambia en función del sistema cuántico que estemos estudiando.
Además,
Schrödinger también formuló la ecuación
independiente del tiempo:
𝑬 𝝍 = Ĥ 𝝍
𝑬 = Energía total del
sistema.
Esta
última establece que, al aplicar el operador
Hamiltoniano ( Ĥ ) a
la función de onda ( 𝝍 ), se obtiene la energía total del sistema como un valor propio
asociado a esa función de onda.
El operador Hamiltoniano.
Acabamos de ver que
este operador representa la energía total del sistema. En él, el primer término
corresponde a la energía cinética y el segundo a la energía potencial. La
energía potencial ( 𝑽 ) depende de las
interacciones presentes, como las fuerzas electrostáticas entre partículas
cargadas.
Por
ejemplo, en el caso de un electrón en un átomo, la energía potencial está
relacionada con su energía de enlace o
ligadura, que corresponde a la energía necesaria para liberarlo del átomo,
también conocida como energía de
ionización. Esta energía depende del nivel energético en el que se
encuentra el electrón y del elemento químico.
Dicha
energía está influida principalmente por la interacción electrostática con el
núcleo, descrita por la ley de Coulomb,
la cual determina la fuerza de atracción o repulsión entre dos cargas eléctrica
según la siguiente ecuación:
𝑭
= ( 𝒌
𝒒1 𝒒2
) / 𝒓2
𝑭
= Fuerza electroestática.
𝒌
= Constante de Coulomb.
𝒒
= Cargas eléctricas involucradas.
𝒓
= Distancia entre centros de carga.
A partir
de la ley de Coulomb, para el átomo de hidrógeno, el término de energía
potencial que representa la atracción electrostática entre el electrón y el
protón del núcleo, es el siguiente:
𝑽 = - 𝒌 𝒆𝟮
/ 𝒓
(el signo negativo
indica que la interacción es atractiva)
𝒌
= Constante de Coulomb.
𝒆
= Carga del electrón (igual en magnitud a la del
protón).
𝒓 = Distancia entre el electrón y el núcleo.
Por lo
tanto, el operador Hamiltoniano para
el átomo de hidrógeno, es el siguiente:
Ĥ = ( - ℏ𝟮 / 𝟮
𝒎 ) 𝜵𝟮 -
( 𝒌 𝒆𝟮 ) / 𝒓
𝒓 = Masa del electrón.
También
puede expresarse de forma equivalente y frecuentemente utilizada:
Ĥ = ( - ℏ𝟮 / 𝟮
𝒎 ) 𝜵𝟮 -
( 𝒆𝟮 ) / 4
𝝅 𝜺0 𝒓
Para
obtenerla, tan solo hemos sustituido la constante de Coulomb ( 𝒌 ) por su valor:
𝒌 = 1 / 4 𝝅 𝜺0
𝜺0 = Permisividad del vacío (8,85 . 10–12 F/m).
Los operadores posición y momento.
Además del operador
Hamiltoniano, otros dos operadores importantes son el operador posición ( ^𝒙
) y el operador momento ( ^𝒑 ) (la notación correcta es con el circunflejo encima de la letra, como en
el hamiltoniano, por razones técnicas de este blog debemos ponerlo de esta
manera) sobre todo por la implicación que ambos tienen en el principio de incertidumbre de Heisenberg,
que veremos en el siguiente capítulo.
Operador posición:
^𝒙 = 𝒙
Operador momento:
^𝒑 = - 𝒊 ℏ 𝜵
Este operador forma
parte del término de energía cinética en el operador Hamiltoniano. Por lo tanto, el Hamiltoniano también puede
escribirse de la siguiente forma:
Ĥ = ( - ℏ𝟮 / 𝟮
𝒎 ) 𝜵𝟮 + 𝑽 = ( ^𝒑𝟮 / 𝟮 𝒎 ) + 𝑽
Siendo:
( ^𝒑)𝟮
=
( - 𝒊 ℏ 𝜵 )𝟮
= ( - ℏ𝟮 𝜵𝟮
)
Además, en este mismo
capítulo hemos visto que el operador laplaciano ( 𝜵𝟮 ) representa las
derivadas segundas respecto a las coordenadas espaciales. Por lo tanto, incluye
el operador posición.
Ambos
operadores, posición y momento, corresponden a magnitudes conjugadas y, como veremos
en el siguiente capítulo, están relacionadas de tal forma que conocer con
precisión una impide conocer con precisión la otra.
La interpretación de la ecuación. Estados cuánticos.
La ecuación de Schrödinger, tanto en su forma dependiente del tiempo como en su forma independiente del tiempo, es una ecuación diferencial cuya solución
permite determinar los estados cuánticos
de un sistema.
Si
definimos el estado cuántico como la
descripción completa de un sistema en mecánica cuántica, la función de onda ( 𝝍 ) es una de las formas
más habituales de representarlo.
Toda la
información sobre un sistema cuántico –como cuál es su energía, dónde puede
encontrarse y qué momento puede tener– está codificada en su función de onda ( 𝝍 ), la cual evoluciona según la ecuación dependiente del tiempo.
Resolver
ambas ecuaciones implica encontrar las funciones de onda ( 𝝍 ) que describen el
sistema cuántico. La dependiente del tiempo, nos da la evolución de la función
de onda ( 𝝍 ) con el tiempo. La independiente
del tiempo, nos permite obtener las funciones de onda ( 𝝍 ) asociadas a energías ( 𝑬𝒊 ) concretas.
Ambas
versiones son fundamentales para entender el comportamiento de sistemas
cuánticos y, en conjunto, nos permiten conocer tanto qué estados son posibles como cómo evolucionan con el tiempo.
¿Cuándo utilizar la versión independiente del tiempo?
La ecuación
independiente del tiempo describe
los estados estacionarios del sistema. Un estado estacionario es un estado
cuántico cuya energía permanece constante en el tiempo y está descrito por
una función de onda ( 𝝍
𝒊 ) asociada a un valor
definido de energía ( 𝑬𝒊 ).
Los niveles de energía cuantizados en el
modelo atómico de Bohr fueron explicados posteriormente mediante la ecuación independiente del tiempo,
cuyos valores de energía corresponden a los diferentes estados estacionarios del sistema.
La ecuación
independiente del tiempo se usa en
sistemas estables cuando queremos conocer qué estados estacionarios son posibles y cuáles son sus energías. Es
especialmente útil para sistemas como el átomo de hidrógeno, donde interesa
saber qué estados energéticos puede ocupar el electrón.
En el caso del átomo de hidrógeno, para resolver la ecuación, primero se
introducen los datos físicos necesarios para definir los términos de energía
cinética y potencial del operador
Hamiltoniano. Al resolverla, se obtienen de forma natural los números
cuánticos asociados a sus estados energéticos: el número cuántico principal (𝒏), el número cuántico del momento angular orbital
(𝓵) y el número cuántico magnético (𝒎𝓵). Cada
conjunto de valores define una función de onda ( 𝝍
𝒊 ), asociada a un nivel de
energía ( 𝑬𝒊
), que describe un estado estacionario del sistema.
Además de
para el átomo de hidrógeno, esta ecuación también se puede usar para estudiar
átomos con más electrones pero, como en esos casos hay muchas interacciones
electrón-electrón, el operador
Hamiltoniano es más complejo pues incluye un nuevo término para considerar
la interacción repulsiva entre los electrones. En estos casos se requiere el
uso de herramientas matemáticas más avanzadas para resolver la ecuación.
¿Cuándo utilizar la versión dependiente del tiempo?
La ecuación
dependiente del tiempo describe la evolución
temporal de una partícula con masa y sin espín, en un contexto no relativista,
es decir, cuando su velocidad es mucho menor que la velocidad de la luz. En la
mecánica cuántica, cumple un papel análogo al que desempeña la segunda ley de
Newton en la mecánica clásica, ya que ambas describen cómo evoluciona un
sistema físico en el tiempo. Recordemos que esta ley se expresa mediante la
siguiente ecuación:
𝑭 = 𝒎 𝒂
𝑭 = Fuerza neta que actúa sobre un cuerpo.
𝒎 = Masa del cuerpo.
𝒂 = Aceleración que experimenta.
Esta
ecuación se utiliza para estudiar sistemas dinámicos, es decir, cuando queremos
estudiar cómo evoluciona un estado cuántico con el tiempo. En este caso se
obtiene una función de onda ( 𝝍
) que contiene toda la
información sobre el sistema en cada instante.
Para
resolver esta ecuación en el caso del átomo de hidrógeno, primero usamos la ecuación independiente del tiempo para
determinar los estados estacionarios
del sistema tal y como acabamos de ver. Una vez hecho, se construye la solución
general como una combinación lineal de estos estados. Cada término de esta
combinación lineal representa un estado estacionario con una evolución
temporal determinada por su energía.
Así, la ecuación dependiente del tiempo permite
describir la evolución dinámica del
electrón, proporcionando información sobre cómo cambia su estado en el tiempo, y cómo se comporta en
situaciones donde el sistema no está en un único estado estacionario, sino en
una superposición de estados.
La idea
de que un sistema cuántico puede estar en una combinación lineal de varios
estados al mismo tiempo aparece implícitamente en los trabajos de Schrödinger,
pero fue Paul Dirac, cuando enunció los postulados de la mecánica cuántica,
quien formalizó matemáticamente la idea de superposición.
La superposición de estados es un concepto
que veremos con más detalle en próximos capítulos.
Una vez
hayamos resuelto la ecuación de
Schrödinger dependiente del tiempo, como los operadores posición y momento ya están incorporados en el Hamiltoniano, bastaría con aplicar uno u otro, según lo que desee
calcular, a la función de onda ( 𝝍
) obtenida tras resolver
la ecuación.
Ahora
bien, el orden sí importa al aplicar los operadores posición y momento, ya
que corresponden a magnitudes conjugadas.
Si aplicamos primero ( ^𝒙
) y luego ( ^𝒑 ), (la notación correcta es con el circunflejo encima de la letra, como en
el hamiltoniano, por razones técnicas de este blog debemos ponerlo de esta
manera), obtendremos un resultado diferente que si lo hacemos de forma
inversa.
Como
hemos visto en el capítulo anterior, el hecho de que el resultado de aplicar
algunos operadores dependa del orden, del mismo modo que el producto de
matrices, llevó a Schrödinger a dar el primer paso en la unificación de la
mecánica matricial y la mecánica ondulatoria.
Representación moderna: la notación bra-ket.
Como veremos en el
capítulo Los postulados y principios de
la mecánica cuántica, según la visión actual de la mecánica cuántica, la
función de onda no debe verse solo como una función matemática, sino como un vector en un espacio de Hilbert de
dimensión infinita. En ese mismo capítulo también veremos que, de acuerdo
con la notación bra-ket introducida
por Dirac, el vector que representa un estado
cuántico se escribe de la siguiente manera y se denomina ket:
∣ 𝝍 〉
Utilizando
la notación bra-ket, la
representación moderna de la ecuación de
Schrödinger, es la siguiente:
Ecuación dependiente del tiempo:
𝒊
ℏ ( 𝝏 ∣ 𝝍 ( 𝒕 )
〉 ) / ( 𝝏
𝒕 ) = Ĥ ∣ 𝝍 ( 𝒕 ) 〉
Ecuación independiente del tiempo:
𝑬 ∣ 𝝍
〉 = Ĥ ∣ 𝝍 〉
Ecuación relativista vs no relativista.
Schrödinger intentó
inicialmente formular una ecuación
relativista, pero no lograba reproducir correctamente los resultados
experimentales. Posteriormente, desarrolló la ecuación no relativista, que sí describía correctamente los
espectros atómicos observados. La discrepancia se debe a que la ecuación
original no consideraba el espín del electrón, ya que este concepto apenas
empezaba a desarrollarse, como vimos en el capítulo Los primeros modelos atómicos. La ecuación no relativista funciona adecuadamente porque los dos
efectos no considerados, el relativista y el espín, se compensan en cierta
medida. Por lo tanto, la ecuación de Schrödinger es válida para describir
sistemas cuánticos sin considerar el
espín y sin efectos relativistas.

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