martes, 31 de diciembre de 2024

Max Born y la nueva física

Max Born y la nueva física: el nacimiento de la relatividad y la cuántica.




Max Born (1882-1970) nació en la Navidad de 1882 en una familia de origen judío residente en la prusiana Breslavia, la capital de la Baja Silesia, hoy parte de Polonia, pero en aquel tiempo perteneciente a Alemania. Su padre se llamaba Gustav Born (1851-1900) y fue un importante embriólogo vinculado a la universidad de Breslavia. Durante su niñez en el hogar reinaba un estimulante ambiente intelectual ya que era frecuentado por diversos científicos amigos de su padre. Por desgracia, su madre Margarethe Kauffman (1856-1886) falleció joven, cuando él apenas contaba cuatro años, dejándole huérfano junto a su hermana menor Käthe (1884-1953). En 1890 su padre volvería a casarse con Bertha Lipstein (1866-1937), quien en 1893 tendría un hijo al que llamaron Wolfgang (1893-1949). Margarethe había sido una notable pianista, también Bertha era una gran aficionada a la cultura e inspiraría a Max en su formación; Wolfgang llegaría a ser un gran pintor1.

Cursó estudios de secundaria en el König Wilhem Gymnasium de Breslavia, en el que recibiría una educación general consistente en latín, griego, lenguas modernas, historia, biología, química y, por supuesto, física y matemáticas. En 1901 entró en la universidad de Breslavia, cuando su padre ya había fallecido. Entre sus compañeros de estudios, conocería a Otto Toeplitz (1881-1940) y Ernst Hellinger (1883-1950). Tras pasar brevemente por las universidades de Zurich y de Heidelberg, en 1905 consiguió llegar a uno de los principales centros de investigación del mundo en aquel tiempo: la universidad de Gotinga. Por allí también pasaron sus camaradas Toeplitz y Hellinger, que con el tiempo se convertirían en grandes matemáticos. En Gotinga había celebridades de primer nivel de la talla de David Hilbert (1862-1943), Felix Klein (1849-1925) y Hermann Minkowski (1864-1909).

Max Born Young

Enseguida, Hilbert se fijó en el joven estudiante. En sus clases el eminente matemático tenía la costumbre de tener asistentes que realizaban tareas como limpiar la pizarra o tomar los apuntes de referencia de sus clases, labor que le sería asignada a Born. Pero, más que eso, gozó del privilegio de acompañar a Hilbert y Minkowski en sus paseos. En estas célebres caminatas, estos matemáticos comentaban aspectos novedosos de todas las ramas de las matemáticas, entre otros temas. Pero si con Hilbert y Minkowski desarrolló buenas relaciones, con Klein las cosas serían mucho más complicadas. Los desencuentros entre ellos fueron notables, agravados por el siempre difícil carácter del poderoso Klein, quien hacía y deshacía a su antojo en la universidad. El más importante fue durante su asistencia a un seminario de matemáticas aplicadas dirigido por Klein y Carl Runge (1856-1927). Klein se sintió ofendido por la irregularidad con la que asistía al curso. Así que a Born le fue asignado un difícil problema de elasticidad sin demasiado tiempo para resolverlo, debido a la enfermedad del alumno que lo tenía asignado previamente y también quizás a la animosidad de Klein. Lejos de no cumplir el plazo, Born lo resolvió de manera tan brillante que Klein se sintió impresionado; olvidando sus diferencias, le propuso la posibilidad de participar sobre temas de elasticidad en un premio anual otorgado por la universidad. Pero Born no aceptó, por no ser un tema que le apeteciese demasiado. Nuevo desafío al sensible Klein, pero la influencia de Klein era enorme y, al final, Born fue convencido para participar. En 1906 se anunció que Born ganaba el premio con una disertación sobre elasticidad, que luego se convertiría en el tema de su tesis doctoral. Prudentemente, para sus estudios había preferido no elegir la Geometría impartida por Klein y sustituirla por la Astronomía impartida por Karl Schwarzschild (1873-1916), así como las materias de física teórica y experimental de Woldemar Voigt (1850-1919).

Tras doctorarse, cuando no pudo retrasar más la prestación del servicio militar, tuvo que incorporarse a filas. Sin embargo, desde niño Born era una persona enfermiza y a menudo sufría fuertes ataques de asma, un hecho que limitó el cumplimiento de sus deberes con la patria. Born siempre sería un decidido antimilitarista, como manifestaría repetidamente durante su vida. Tras licenciarse, aprovechó unos meses para entrar en contacto con Cambridge, donde asistió a conferencias de J. J. Thomson (1856-1940) y Joseph Larmor (1857-1942). Después de aquel periodo, volvió a Breslavia donde tuvo alguna experiencia poco fructífera en la física experimental que le permitió comprender que la física teórica se adaptaba mejor a sus capacidades.

En el plano teórico, en aquel tiempo los físicos andaban trabajando en una nueva teoría de la naturaleza. En 1905 Born había asistido en Gotinga a un seminario organizado por Minkowski, Runge y Hilbert Sobre la electrodinámica de los cuerpos en movimiento. Sin embargo, un inesperado cataclismo lo cambiaría todo súbitamente. Ese mismo año un modesto funcionario de una discreta oficina de patentes llamado Albert Einstein (1879-1955) conmocionaba al mundo científico con la publicación de la teoría especial de la relatividad. Einstein no era del todo desconocido. Había sido alumno de Minkowski en el Politécnico de Zurich, mostrándose como un estudiante mediocre.

Los matemáticos de Gotinga se volcaron en la nueva teoría de la relatividad. En 1908 Minkowski daría una charla asentándola sobre bases matemáticas más sólidas, con una representación en cuatro dimensiones del espacio-tiempo, ante la sorpresa del propio Einstein: «desde que los matemáticos la han tomado con la teoría de la relatividad, yo mismo ya no la entiendo»2. Max Born se sintió fascinado por las ideas de Einstein3:

Mucho antes de leer el famoso artículo de Einstein de 1905, conocía el aspecto formal y matemático de la teoría de la relatividad especial gracias a mi profesor Hermann Minkowski. Aun así, el artículo de Einstein fue una revelación para mí, cuya influencia en mi pensamiento fue mayor que cualquier otra experiencia científica.

Durante su periodo de Breslavia, Born escribió un artículo en el que aplicaba los métodos de Minkowski para estimar con precisión la masa del electrón. Sumamente interesado por el trabajo, Minkowski le rogó volver a Gotinga para trabajar con él en los métodos matemáticos de la relatividad. Por desgracia, Minkowski viviría solo un poco más y fallecería tras una absurda operación de apendicitis. No obstante, Born fue invitado a ser Privatdozent integrándose en el equipo de profesores de Gotinga. Durante aquel periodo sus intereses fueron diversos, entre otros, estudió aspectos sobre las propiedades atómicas de los cristales.

Born contrajo matrimonio en 1913 con Edwig Ehrenberg (1891-1972), de Gotinga. Sólo un año después recibiría una oferta como ayudante del eminente físico Max Planck (1858-1947) de la universidad de Berlín. Allí, en Berlín, también estaba Einstein, quien había aceptado una oferta en 1912. De aquellos años oscuros de la guerra lo más reseñable es la entrañable amistad que establece con él. Comparten intereses comunes. Born toca muy bien el piano, Einstein es un consumado violinista y a veces se animan a dar pequeños conciertos. Aunque ya se conocían antes de la etapa de Berlín, nace entre ellos una sólida amistad cimentada por sus inquietudes musicales que resistirá el paso del tiempo y durará toda su vida. También hay otro tema que los vincula. Einstein ya había publicado su teoría general de la relatividad y Born está deslumbrado, disfrutando del envidiable privilegio de conversar casi diariamente con uno de los físicos más lúcidos de la historia de la humanidad4:

Cuando conocí a Einstein en Berlín en 1915, la teoría había mejorado mucho y se vio coronada por la explicación de la anomalía del perihelio de Mercurio, descubierta por Leverrier. Aprendí no solo por las publicaciones, sino también por las numerosas conversaciones con Einstein —lo que me llevó a decidir no intentar nunca ningún trabajo en este campo—. Los fundamentos de la relatividad general me parecieron entonces, y me siguen pareciendo, la mayor proeza del pensamiento humano sobre la naturaleza, la combinación más asombrosa de penetración filosófica, intuición física y habilidad matemática.

En 1919 intercambió su puesto con Max von Laue (1879-1960), que estaba deseoso de trabajar en Berlín con Max Planck, y así Born partió hacia Frankfurt para dirigir el Instituto de Física Teórica. En aquel periodo publicó un libro que alcanzaría mucha difusión llamado La teoría de la relatividad de Einstein y sus fundamentos físicos, para divulgar y defender los principios de la teoría, por entonces debatidos.

Después de dos años volvió otra vez a Gotinga como director del instituto de física de la universidad y, consciente de sus limitaciones, maniobró para centrarse en la física teórica, dejando la parte experimental en manos de James Franck (1882-1964), un viejo amigo de su paso por la universidad de Heidelberg (una decisión acertada: Franck recibiría el Premio Nobel de Física en 1925). Allí Born vivió su época de mayor esplendor, teniendo asistentes tan jóvenes como excepcionales: Wolfgang Pauli (1900-1958), Werner Heisenberg (1901-1976) y Pascual Jordan (1902-1980), entre otros.

Desde que en 1922 Niels Bohr (1885-1962) había visitado Gotinga para dar un ciclo de conferencias sobre sus teorías, la universidad había puesto el foco en una nueva forma de entender la mecánica. En 1924 Born publicaría un artículo titulado Sobre la mecánica cuántica en el que se acuñaba la expresión ‘mecánica cuántica’ y llevaría a cabo diversos seminarios sobre el tema5:

En los seminarios que bajo la dirección de Max Born tuvieron lugar en Gotinga, en el semestre de verano de 1924, se hablaba ya, consiguientemente, de una nueva mecánica cuántica, que más tarde debería ocupar el lugar de la antigua mecánica newtoniana, y de la que por el momento sólo en puntos particulares aislados se podían conocer los contornos.

Pero es en el año 1925 cuando, afectado por una persistente fiebre del heno, Heisenberg se traslada a la isla de Helgoland. Al regresar, el joven físico vuelve con una teoría sorprendente: no es otra cosa que los principios de la mecánica cuántica. Tras mostrarle un manuscrito descubriendo su hallazgo, Born se siente fascinado y le sugiere su publicación inmediata (Reinterpretación teórico-cuántica de las relaciones cinemáticas y mecánicas, 1925). Pero, como bien comenta el profesor José Manuel Sánchez Ron: «La mecánica cuántica contenida en aquel primer artículo estaba, efectivamente, por desarrollar y formalizar, tarea en la que la participación de Max Born fue decisiva»6. Damos en este momento paso al relato del propio Born7:

Cuando Heisenberg expresó las relaciones entre las amplitudes cuantificadas de las vibraciones atómicas como una especie de producto simbólico, el recuerdo de las instrucciones de Toeplitz me permitió reconocerlas como productos matriciales y (con Jordan) elaborar las características principales de la mecánica cuántica.


Max Born

Born aún recordaba los diálogos mantenidos siendo un joven profesor en Gotinga, cuando Toeplitz —su camarada de Breslavia convertido ya en un ilustre matemático—, le refrescaba sus conocimientos de cálculo matricial. También Jakob Rosanes (1842-1922), su profesor de Álgebra de la universidad de Breslavia (notable jugador de ajedrez, por cierto), había sido otra de sus fuentes de inspiración en el difícil desarrollo de la mecánica matricial8:

La regla de multiplicación de Heisenberg me atormentaba, y tras una semana de intensa reflexión y de ensayo y error, recordé de repente una teoría algebraica que había aprendido de mi profesor, Rosanes, en Breslavia. Estas estructuras cuadradas son bastante familiares para los matemáticos y se llaman matrices, en asociación con una regla de multiplicación específica.

Así, Born emprendió el desarrollo sistemático de la mecánica cuántica iniciada por Heisenberg, una tarea en la que recibió la ayuda de Pascual Jordan. Desde el planteamiento matricial de Heisenberg, Born llegó a una de sus ecuaciones más famosas9:

pq - qp = h / (2πi) I

Con p y q matrices que respectivamente describen momento y posición, I la matriz identidad y h la constante de Planck. Max Born y Pascual Jordan publican el resultado (Sobre la mecánica cuántica, 1925), un artículo en el que no participa Heisenberg, que había permanecido en una conferencia en Cambridge. A su vuelta, Heisenberg, Born y Jordan publicarían otro artículo más, ya en 1926, donde dejarían asentada la estructura de la mecánica cuántica.

En 1926 Erwin Schrödinger (1887-1961), un físico austriaco de la universidad de Zurich, publicó una versión alternativa de la mecánica cuántica. El enfoque era totalmente distinto, pues se basaba en una ecuación diferencial en derivadas parciales, algo mucho más conocido que el cálculo de matrices de Gotinga, de ahí que fuera recibido favorablemente. En la ecuación aparecía una misteriosa función de onda que tomaba valores complejos llamada Ψ que describía el estado de un sistema en el nivel microscópico y que, fuera lo que fuera, bien podía ser una manifestación de la llamada dualidad onda-corpúsculo sugerida por Louis de Broglie. Así, las partículas más elementales podían estar compuestas de unos «paquetes de ondas» o quizá por unas «distribuciones de densidad continua»10.

Schrödinger demostró además que estas dos versiones de la mecánica cuántica, la matricial y la ondulatoria, aunque en apariencia se mostraban muy diferentes, en realidad eran esencialmente equivalentes. Una de las claves parecía ser considerar el espectro de las transformaciones consideradas en la teoría. Matemáticamente, David Hilbert junto a su discípulo Erhard Schmidt (1876-1959) había desarrollado en Gotinga una teoría espectral, herramienta matemática que parecía estar relacionada con la nueva física. En el proceso Toeplitz y Hellinger habían realizado contribuciones significativas. Esto fue una sorpresa de todos, también para Hilbert11:

Yo había desarrollado la teoría con un número infinito de variables por un interés puramente matemático e incluso había utilizado el término ‘análisis espectral’, sin sospechar que un día se aplicaría en el espectro real de la física.

Born se siente interesado por la versión ondulatoria y la considera superior a la variante matricial que tanto se había esforzado por desarrollar. Sencillamente se involucra en el desarrollo de la nueva variante de la física cuántica, ante el estupor de Heisenberg, quien ve abandonada su versión.

Y llegamos en este punto a la que es, en mi opinión, la más importante contribución de Max Born a la física de su tiempo. Nos detendremos brevemente en su artículo de 1926: Sobre la mecánica cuántica de los procesos de colisión, en el que Born criticaba que con la interpretación que realizaba Schrödinger de la función de onda no se podían entender los fenómenos de colisión. Born, como alternativa, desde una interpretación corpuscular, entendía la función de onda como un instrumento que permitía identificar las probabilidades de la evolución del proceso. Además, en el artículo se incorporaba una pequeña nota al pie de página12:

Nota al corregir: Una consideración más detallada muestra que la probabilidad es proporcional al cuadrado del tamaño Φnmτ.

Es decir, las probabilidades involucradas dependían del módulo al cuadrado de la función de onda Ψ. Esta aparentemente insignificante nota al pie de página, incorporada apresuradamente durante las últimas revisiones del artículo, le valdría a Max Born el Premio Nobel de Física en 1954. No era para menos, porque suponía incluir las probabilidades en el corazón mismo de la mecánica cuántica (la llamada ley de Born), cambiando la Física para siempre y de manera irremediable. De la mano de esta humilde nota al pie de página, la incertidumbre se apoderaba explícitamente de la mecánica cuántica13:

Cuando sugerí que el cuadrado de la función de onda debería interpretarse como densidad de probabilidad de partículas, y presenté evidencia de ello mediante una teoría ondulatoria de las colisiones y otros argumentos, encontré no sólo a Schrödinger en oposición, sino también, curiosamente, a Heisenberg.

1954 Max Born, Nobel foundation - http://nobelprize.org/nobel_prizes/physics/laureates/1954/born-bio.html, Public Domain, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=6157748

Ante la sorpresa y el escepticismo iniciales, sus planteamientos terminaron siendo aceptados ampliamente por la mayoría de los principales físicos teóricos. Sin embargo, desde la profunda amistad que le unía con Albert Einstein, siempre discreparon. Los años pasaron, pero Einstein jamás estuvo de acuerdo con un dios jugador de dados. En 1944 todavía se expresaba así en una carta enviada a Born14:

Somos antipodanos en nuestras expectativas científicas. Tú crees en el Dios que juega a los dados, y yo en la ley y el orden absolutos de un mundo que existe objetivamente, y que, de forma salvajemente especulativa, intento capturar. Creo en ello firmemente, y espero que alguien lo descubra de una forma más realista, o mejor dicho, con una base más tangible que la que me ha tocado encontrar. Ni siquiera el gran éxito inicial de la teoría cuántica me hace creer en el juego de dados fundamental, aunque soy muy consciente de que nuestros colegas más jóvenes lo interpretan como una consecuencia de mi senilidad. Sin duda, llegará el día en el que veremos qué actitud instintiva fue la correcta.

El pertinaz escepticismo de Einstein no dejaba de ser paradójico, pues la chispa original que hizo que Born desarrollara su novedosa idea tenía el origen en el propio sabio del espacio-tiempo. Años atrás, cuando había estudiado la dualidad onda-corpúsculo asociada a la luz, Einstein había interpretado el cuadrado de la amplitud de la onda óptica como la probabilidad de encontrar un fotón. Born, un profundo conocedor de óptica, había extrapolado esta idea a la onda de Schrödinger.

En 1927 Heisenberg publicaría su famosa «Relación de incertidumbre». Se trabajaba sin descanso, con un nivel de actividad febril. Por desgracia, la siempre frágil salud de Born acabaría resintiéndose de los esfuerzos que demandaba compaginar la investigación y la enseñanza con la dirección del trabajo en Gotinga. En 1928 tuvo que retirarse a descansar durante todo un año. Born aseguraba que nunca volvería a trabajar con la intensidad de aquellos años.

1959 Werner Heisenberg and Max Born. By Landesarchiv Baden-Württemberg, Fotograf: Willy Pragher, CC BY 3.0 de, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=143832139

Max Born era de familia judía y la ascensión de Hitler al poder le empujaron a abandonar Gotinga. Tras una breve estancia en Italia aceptó una oferta para ir a Cambridge. Tres años después se incorporó a la universidad de Edimburgo. En 1953 se retiraría, estableciéndose en Bad Pyrmont, una tranquila ciudad famosa por sus balnearios cercana a Gotinga, ciudad en la que murió en 1970.

Además del premio Nobel de Física ya mencionado recibió numerosas distinciones durante su carrera científica, como la de Fellow de la Royal Society de Londrés, medalla Stokes de la universidad de Cambridge, medalla Hughes de la Royal Society o la medalla Max Planck de la Deutsche Physikalische Gesellschaft, por citar algunas de las más importantes. Navegando entre las matemáticas y la física teórica, siendo un puente entre dos mundos en aquel periodo de efervescencia intelectual, fue alumno de algunos de los más importantes matemáticos del momento, también maestro de los más grandes físicos del siglo XX, como Robert Oppenheimer (1904-1967), Enrico Fermi (1901-1954) o Edward Teller (1908-2003), por señalar algunos de los más famosos todavía no nombrados. Max Born es uno de los padres fundadores de la mecánica cuántica. Quizá no tan famoso como Heisenberg y de Schrödinger, no fue inferior a ellos en capacidad, y en muchos de los hallazgos que recibieron el nombre de otros, él estaba detrás, aconsejando y guiando. Fue una de las mentes más brillantes en la época en la que nació la nueva física: un testigo de excepción de la creación de la relatividad, tanto por su relación con Einstein como con Minkowski, y un actor principal de aquellos años del nacimiento de lo cuántico, cuando supo encontrar sentido a aquellas novedosas y revolucionarias ideas.


Notas:
1 Para profundizar en su familia, nada mejor que The Born Family in Göttingen and Beyond, escrito por Gustav, hijo de Max Born.
2 «Caballeros, esto no es una casa de baños», Georg von Wallwitz.
3 Physics in my Generation, Max Born.
4 Physics in my Generation, Max Born.
5 Diálogos sobre Física Atómica, Werner Heisenberg.
6 Historia de la física cuántica. I. El periodo fundacional (1860-1926). Crítica. 2005. Sánchez Ron.
7 Prof. Otto Toeplitz. Nature, 1940. Escrito por Max Born a la muerte de su amigo.
8 Physics in my Generation, Max Born.
9 A la muerte de Born, esta ecuación quedó grabada en su tumba.
10 Lectura en la ocasión del premio Nobel de Física, 1954. Born.
11 Naturerkennen und Logik, Hilbert. Conferencia de 1930 en Königsberg.
12 Zur Quantenmechanik der Stoßvorgänge (Sobre la mecánica cuántica de los procesos de colisión), de Max Born.
13 Physics in my Generation, Max Born.
14 Correspondencia (1916-1955), de Albert Einstein, Hedwig Born y Max Born.


Rubén Ramos Más.
Matemático por la Universidad Complutense de Madrid.
FRM. Quant.


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