Unos días
antes de escribirle a Lee, el 6 de diciembre, Pauli le había escrito sobre la
misma idea a su amigo (y quien había sido su alumno de doctorado), el físico
suizo Markus Eduard Fierz [1]. Pauli le enviaba una carta juguetona en ocasión
del viaje que Fierz realizaba a los Estados Unidos: “Todavía tengo algunos
consejos, información en lugar de consejos, debo mantenerte mentalmente
preparado”; la había redactado a modo de guion, formando un diálogo entre
dos personajes que a mitad de la carta tienen la siguiente conversación:
Q: ¿Cómo se llegó a
pensar en que [la teoría] sea del tipo fantasma?
P: A través del modelo
de Lee.
Q: ¿Qué se puede
demostrar con este modelo?
P: Que es del tipo
fantasma.
De esta manera, de la pluma de Pauli, en diciembre de 1954, nacería en tres cartas el concepto de “fantasma” en la física teórica. Concepto que permanece al día de hoy y que derivó en una clasificación de espectros entre fantasmas buenos y malos, pero, para entender mejor a lo que Pauli se refiere con el término de ‘fantasma’ y dónde es que estos se aparecen, es necesario hablar primero de un concepto crucial en esta historia: la renormalización.
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